Ya en el colegio, sólo me vi rodeada de maromos cuyo vocabulario se reducía a "fútbol, coches y pavas", lo cual me llevo a tener una visión generalizada y prejuiciosa del género masculino, sin excepción alguna. Lo mismo pasó en la ESO y bachiller, puesto que nunca me dió por ver más allá del tópico de marras.
Sin embargo hace unos años, tenía una relación de pareja con un hombre( siento defraudaros, lesbianas leñadoras, todo tiene su razón de ser y la explicaré a posteriori en ésta misma entrada) que a fin de cuentas no era ni mucho menos una mala persona, pero a la hora de irnos a la cama, había un problema:
Efectivamente, yo era una ninfómana, una auténtica adicta, dependiente del sexo a cada minuto, cada segundo. Mi chico no solía estar por la labor, ni tan siquiera aguantaba las tres horas y media seguidas que precisaba para tener un mísero orgasmo siquiera, era un auténtico infierno y no me quedaba otra que recurrir a sutiles amenazas.
Sin embargo esa no era la principal raiz del problema :
Ahi comenzó mi obsesión por el tamaño de los penes, me dió por pensar que todo el planeta no tenía otra cosa en mente que no fuera el grosor o la longitud de cada miembro y que por lo tanto alguien debía estar en boca de todo el meollo. Así que le pegué el último sartenazo a mi por entonces pareja, dejé que se desangrase en el salón y me fui a una casa rural por las afueras de Betanzos para comenzar mi labor de denuncia, a la espera de que algún día llegaría alguien que rompiese toda mi fachada de odio al género masculino. Hasta entonces descargué todo mi odio con una actualización cada 8 meses, dado que vivir en medio del bosque hace que bajar a un ciber café sea una tarea más que engorrosa, pero no me quedaba otra si quería escapar del dominio de los HOMBRES, MACHOS, VARONES(pará que ya me pongo toda húmeda xdddddd).
Sin embargo un día apareció él, el angel salvador, de entre la maleza, me enseñó que había otro camino, de tolerancia, respeto, y especialmente SERVIDUMBRE :
El predicador de SIV?, el último hombre, el miembro omega de una estirpe ya extinguida de verdaderos machos hechos y derechos... Apenas lo vi, tapando el sol, erguido cual majestuoso emperador, no dudé en echarme a sus muslos. Pero sin duda mi corazón no se volcó completamente hasta escucharlo hablar:
"Me siento muy orgulloso de lo que hemos progresado en todo este tiempo. Aunque podría citar muchas cosas, mi máximo orgullo es la industrialización de Porriño"
Sin duda una cita que supera a los mil proverbios chinos y japoneses en contenidos de sabiduría y fuerza espiritual. No es preciso relatar lo que siguió a dicha escena, puesto que no soy una persona que suela gustar de contar intimidades, pero sí diré que hizo falta una grúa para sacarme de "ahi", no podría ser más feliz.
Gracias a todos, os quiero.
La ex-cúpula de la Misandría
